El papá que cuida a su bebé no "ayuda", ejerce su paternidad

Un padre que atiende a su bebé, que cambia sus pañales, lo mece o le enseña sus primeras palabras, en realidad no está “ayudando” a la mamá, simplemente está actuando con el rol más maravilloso de su vida: el de la paternidad. La diferencia parece sutil pero también es muy grande porque deja en claro que la responsabilidad de los niños es de ambos padres. 





    Muchas veces escuchamos madres que dicen que su pareja las "ayuda en el trabajo del hogar” o padres que reconocen que ayudan a su esposa "en el cuidado de los niños”. Y así parece que las tareas de una casa y de la familia tuvieran una responsabilidad exclusiva de solo una parte de la pareja.     


Sin embargo, el rol del padre es igual de importante que el de una madre. Así como las madres pueden trabajar fuera de casa, los padres pueden hacerlo perfectamente en el hogar. 

  Desde luego, el primer vínculo natural que consigue el apego del bebé es con su madre, pero en la medida que crece el papel del padre cobra cada vez mayor importancia también.


  

  Una sociedad mejor empieza siempre desde el hogar, y si una mujer puede ser madre y trabajar, un hombre podrá trabajar y ser padre, y los niños tendrán el ejemplo de relaciones más equitativas y positivas.

  Un padre “no ayuda”, no es cualquier persona que visita el hogar y colabora con las tareas, sino alguien que está presente, que ama y cuida y es responsable de su familia.   

 

El cerebro y la crianza


    Es sabido que el cerebro de las mamás atraviesan maravillosos cambios en la crianza de un bebé. El embarazo, la lactancia y también el cuidado del bebé ayuda a reestructurar el cerebro, aumenta la oxitocina, e incrementa su sensibilidad para que la mujer reconozca mejor el estado emocional de su bebé.


  ¿Y qué sucede con el padre? ¿Es un simple espectador de la crianza? En absoluto, de hecho el cerebro de los hombres también cambia, y de una manera simplemente espectacular.


  Una investigación del Centro de Ciencias del Cerebro Gonda realizado por la Universidad de Bar-Ilan, determinó que el cerebro de un hombre experimenta los mismos cambios que la mujer si participa de los cuidados de la crianza del niño.     

  Mediante escáneres cerebrales, se descubrió que la actividad de sus amígdalas llegaba a ser hasta 5 veces más intensa de lo normal. Este incremento se relaciona a la atención y empatía hacia el mundo emocional de los bebés.

 

  Incluso, el hecho que más sorprendió a los investigadores, fue que el nivel de oxitocina producido en el padre que participa de la crianza es igual al de una mujer que lo hace. La conclusión es que un padre puede vincularse al mismo nivel emocional que la madre.

La paternidad y la maternidad  


  Aunque sea triste, lo cierto es que existen padres que no saben cómo estar presentes y madres tóxicas. sin embargo también están los padres extraordinarios que crían a sus hijos en soledad y mamás maravillosas que dejan huellas para siempre en el corazón de sus hijos. 


  Educar a un hijo es un desafío para el cual algunos no llegan a estar preparados pero que otros asumen como el reto más hermoso de sus vidas.    

  Lo más importante que se debe entender es que la buena paternidad o maternidad no tiene relación con los sexos, sino con las personas. 

  Cada pareja es un mundo y sabrá cómo organizarse de la mejor manera, serán ellos los que definan los tiempos y roles en las tareas y su reparto en el hogar, ya sea por su disponibilidad o habilidad, y nada más.   


  Alcanzar acuerdos y colaborar y tener el cuidado de los niños como prioridad y responsabilidad mutua y no de uno en especial es la clave de la armonía en el hogar. Así el hijo crecerá en un ambiente sano y feliz y con el buen ejemplo de sus padres.   



Madres, padres y sus ocupaciones


  Las mamás que siguen su carrera profesional no son de ningún modo “malas madres” ni descuidadas de sus hijos por eso. Del mismo modo, un padre que atiende a sus hijos, los bañan o cambian pañales por la noche no están ayudando: ejercen su paternidad.     

   Muchas veces se cree que la madre es la única que debe estar al cuidado de los hijos mientras el padre puede ausentarse por trabajo. Y, aunque muchas veces es inevitable, es importante hacer lo posible por compartir la crianza de los hijos y que ambos formen parte de su vida.     


Así es que es normal que también los padres puedan ocuparse de cambiar pañales y atender durante la noche a los niños. Lo que sí es cierto es que llevar una crianza responsable y amorosa representa un  gran reto, por eso, debemos admirar tanto a padres como madres que la llevan a cabo.        

Fuente: La mente es maravillosa 

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