Hay veces que la vida te saca a empujones de lugares donde no tienes que estar

 En algunas ocasiones, necesitamos que nos pase algo fuerte para movilizarnos y quitarnos de la comodidad de estar en un sitio, por lo general un lugar afectivo, en donde no siempre es lo mejor permanecer.


  Es muy difícil entender y aceptar una decepción en el momento que ocurre. Aún así, el tiempo que todo lo ubica, tarde o temprano nos explicará por qué ocurrieron ciertas cosas que dan duras nos parecieron, y que nos marcaron tan profundo en el pasado, sacudiendo nuestras vidas y obligándonos a actuar.

 
  El universo suele abrirnos una puerta cuando cierra alguna otra, pero llegamos a estar tan empecinados en aquella que se cerró, que no somos capaces de ver con claridad todas las oportunidades que nos trae aquella otra que se abre ante nosotros.   

   Solo con el correr del tiempo, sanando de a poco las heridas y cambiando nuestra mirada, veremos más allá del dolor que hayamos atravesado y es entonces cuando podremos dar ese primer paso para tomar un camino diferente, que muchas veces nos lleva a donde realmente debíamos estar.


  A veces sabemos exactamente cómo terminarán las cosas, pero aun así nos resistimos a ver las señales, nos resistimos a aceptar los hechos, y creamos una fantasía que nos vendemos a nosotros mismos porque creemos que así  nos protegernos de lo inevitable, pero al fin todo acaba en una tormenta peor que no nos deja más opción que salir de ella. 

  Si, no salimos ilesos. Habremos recibido golpes y estaremos confundidos, alterados y decepcionados, pero logramos salir que es lo importante. Y habremos por fin, recibido el mensaje: Nunca es sano permanecer en un lugar que solo nos da sufrimiento, un lugar incómodo que no nos genera ninguna tranquilidad ni refugio.
 
  No reneguemos de esas enseñanzas que nos dejan las experiencias vividas, todas tienen su propósito y nos dan una lección, confía en el proceso de la vida. Y ten presente que lo normal es estar bien, y desde nuestro interior podemos crear todo lo que necesitamos para preservarnos y continuar. 

 Aunque a veces los cambios nos parezcan dolorosos y bruscos, absolutamente todos ocurren en nuestras vidas por una razón y con un propósito.


  Cuando sabemos escuchar a nuestro interior,  cuando por un momento callamos a nuestra mente, sus miedos y necesidad de aferrarse y prestamos atención a nuestra intuición, y consideramos la idea de salir a empujones de cualquier sitio, podemos emplear recursos para mantenernos a salvo de un modo más oportuno y sobre todo menos duro.
 
   Tenemos que aprender a generar límites que sean murallas a nuestro desarrollo, no debes cerrarte a las posibilidades, entiende que estás aquí para aprovechar tu vida y aprender en el camino con el amor y no solo del dolor.     

   Estar comprometidos con las situaciones que atravesamos siempre trae enseñanzas, solo depende de nosotros valorarlas y aprender de ellas para que la vida no nos haga tropezar con ellas de nuevo.



Fuente:  Rincón del Tibet 
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