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Una hermosa película sobre el poder de las palabras y valor del perdón
La película "El profesor y el hombre loco" nos presenta una bella historia de celuloide para meditar y está protagonizada por Mel Gibson y Sean Penn.
Hay muy pocas películas que enfoquen su temática en el valor de las palabras y sus significados, y menos aún en el poder de la lectura y de la escritura. Y como si fuera poco, darle un contexto para reflexionar sobre su relación que éstas tienen con la culpa y el perdón.
Durante una escena de “El profesor y el loco”, o también fue titulada Entre la razón y la locura, uno de los personajes interpretado por Sean Penn, es encerrado en un hospital psiquiátrico por matar a un hombre supuestamente por equivocación, y él en cierto momento declara:
"Yo encontré un camino que me libere de este horrible lugar: qur mi mente eleve su vuelo entre las páginas de mis libros ...
Cuendo estoy leyendo… de ese modo nadie puede perseguirme.
Y es que cuando leo, en verdad yo soy el que persigue. Busco a Dios."
Cuendo estoy leyendo… de ese modo nadie puede perseguirme.
Y es que cuando leo, en verdad yo soy el que persigue. Busco a Dios."
Estas palabras que pueden sonar extrañas y atrevidas para un creyente, en realidad él las emplea cómo una fórmula para estar abierto a las preguntas y reflexiones, y todo es como un paso necesario a la libertad de su mente y espíritu.
La historia de la película es una adaptación de un personaje real y fue dirigida por Farhad Safinia, quien fue guionista de Apocalypto de Mel Gibson.
La película “El profesor y el loco” es la historia de dos hombres que amaban el poder que tienen las palabras hasta el punto de la obsesión por cuidar el lenguaje y la riqueza del idioma.
Uno de los protagonistas es James Murray (interpretado por Mel Gibson), quien es un filólogo autodidacta y lexicógrafo obsesionado con lograr un proyecto colosal, y que muchos de sus colegas creen que es una locura imposible: juntar todas las palabras conocidas del idioma inglés en el Oxford English Dictionary, pero no sólo con sus significados, sino que además busca agregar citas literarias que las apoyen y como si fuera poco, también notas acerca de cómo fue cambiando su uso a través de los siglos.
El proyecto es tan descomunal que el protagonista no tiene más opciones que pedir ayuda a los ciudadanos de todo el país: les pide que lean libros y que recopilen citas de las palabras que necesita y que se las envíen para recopilarlas.
Los pedidos de auxilio se dejan como una nota en todos los libros en venta de las librerías y entonces es cuando una de esas notas llega a William Chester Minor (Sean Penn), quien es un doctor con trastornos psicológicos y que está recluido en una institución mental acusadod e asesinato.
Murray necesita su ayuda y consigue que le proporcionen su biblioteca particular a la celda de Minor y le sigan enviando libros, y él termina por convertirse en su colaborador más trabajador y efectivo en sun proyecto del Diccionario.
Minor participa y aporta tanto a la tarea que el mismo Murray lo visita cada vez más y acaban por ser amigos, solo a partir de la correspondencia que iniciaron entre ambos.
En determinado punto, Murray llega a creer que su amigo es en realidad una especie de salvador que ha enviado Dios para ayudarlo en su tarea, ya que antes de que él apareciera, el profesor y su equipo tenían demasiados problemas y no iban a cumplir con los plazos impuestos para realizar el Diccionario.
Mientras se afianza la amistad entre estos hombres a mendida que avanzan en su trabajo, se desarrollan las historias de dos mujeres, cuyos papeles son también muy importantes.
La esposa de Murray se llama Ada y es interpretada por la actriz Jennifer Ehle, ella es su ancla principal para que el profesor para recordarle lo importante que es él en su familia, y lo importante que debe ser su familia para él. Pero también entiende y apoya su trabajo y es una férrea defensora de su tarea frente a sus superiores de Oxford cuando quieren terminar con su proyecto.
Entretanto la viuda del hombre que mató Minor, Eliza, es interpretada por Natalie Dormer, y ella termina por perdonarlo e incluso lo visita en el manicomio.
Ella misma le trae algunos libros y él, agradecido por los libros pero sobre todo por su perdón, le enseña a leer y escribir. Y finalmente Minor, que tenía una cierta fortuna, le entrega todo su dinero para ella y sus hijos, buscando una forma de expiar su culpa.
La película se basa en el libro de Simon Winchester y fue una especie de obsesión del propio Gibson durante años, hasta que después de varios años consiguió los derechos de la obra y pidió ayuda del cineasta John Boorman para el guión.
Este es uno de sus tantos logros como director, y es que en su filmografía se incluyen numorosas historias que jamás se habían contado y que tienen un gran valor histórico y humano, como Corazón valiente, Hasta el último hombre y Apocalypto) y otras que contó crudamente como nadie antes: La Pasión de Cristo.
A pesar de que esta película dejó la dirección a Safinia, su influencia es evidente en un resultado de una obra honesta que emociona principalmente por destacar tres valores: primero la culpa y redención del personaje de Sean Penn; el de la obsesión por el lenguaje del personaje de Mel Gibson; y por supuesto, el de la amistad que surje entre ambos.
Mel Gibson y Sean Penn, estos dos gigantes de la actuación nos regalan memorables interpretaciones aún estando escondidos tras prominentes barbas. Por supuesto también destacan las actrices Ehle y Dormer con actuaciones impecables y les auguran un privilegiado lugar en la historia del cine.
Fuente: Aleteia