No existe un amor más grande que el amor de una madre

 Se suele decir que no hay ningún amor más grande que el amor que tiene una madre por sus hijos, y hay mucha verdad en eso.



  Y es que una madre que ama sus hijos es capaz de lo que sea por conseguir el bienestar de sus hijos. Y los ama desde el momento que existen y que están creciendo en su interior, de la misma forma que su amor comienza a crecer por ellos hasta llegar a niveles infinitos. 


  Este sentimiento de una madre por sus hijos además es incondicional, que es muy importante, tanto que resulta indispensable para que la vida exista en nuestro planeta, pues sin este sentimiento, no existiría nada.     

   Ese amor deja una enorme huella emocional, incluso en los bebés desde su llegada al mundo. Es tan importante que la misma salud mental de las personas depende en buena medida del amor recibido por su madre cuando eran pequeños. 


  Y es que un bebé que tenga sus necesidades básicas satisfechas desde el día de su nacimiento, tanto las físicas como las emocionales, de seguro tendrá un buen desarrollo emocional en el futuro. 

  Si para cuidar al bebé no se da la debida importancia al amor, el pequeño no sabrá tolerar ni manejar sus emociones negativas en el futuro, y esto le traerá numerosos problemas a nivel emocional a medida que crezca.   

 

La dependencia del bebé


 Entre los humanos, los bebés son los seres más dependientes que existen al nacer, puesto que no son capaces de hacer nada por su cuenta aun. 


  Si los comparamos con los cachorros de la mayoría de los animales, los bebés humanos tienen un desarrollo mucho más lento y precisan cuidadores que les ayuden desarrollarse, quienes por lo general son sus padres.   

  Y el amor que pueda recibir de sus padres es uno de los principales factores que le ayudará a sentirse protegido, seguro y amado.     

  Y es que cuando un bebé llega al mundo, su mismo nacimiento le genera muchos temores ante lo desconocido, experimentan fuertes sentimientos que no comprenden y precisan de un apego constante y afectuoso.      

 Es por esto que la interacción de los padres con sus bebés desde el momento en que nacen es muy importante para su desarrollo emocional.


 De esta manera, es el amor maternal y parental por los hijos es realmente importante durante   la primera infancia, no existe nada más relevante que ese amor para que un bebé dependiente se pueda ser un niño feliz.

 

El de una madre es amor el más grande

 

  Una madre que ama a su bebé aun antes de que nazca, es una mujer que empieza a desarrollar un modo de querer que nunca antes conoció y desde el día en que su bebé nace y llega a sus brazos para darle todo su amor.  

 

  A una madre le basta ver a su bebé para saber qué necesita o quiere, posee una conexión muy especial y sabe que su hijo es lo más maravilloso de su vida.


  Un hijo se convierte en la razón por la que una madre se levanta todas las mañana con una sonrisa aun a pesar de todas las dudas y problemas que pueda tener.  Ese hijo es la fuerza y coraje que nutre a toda madre, puesto que su amor por ellos puede con todo.


  Una mujer que es madre se convierte en la mejor versión de sí misma. A pesar del cansancio toma fuerzas de su amor para sonreír porque cuando sabe que sus hijos la necesitan, pues sabe que es el pilar más importante de sus pequeños.


  Ese amor le enseña a sus hijos los grandes valores de la vida, y que una madre los quiere por encima de todas las cosas. 

  Y los hijos entenderán este amor solo cuando tengan sus propios hijos, tan grande es que solo una madre puede entender el amor que siente una madre.  

  Es la naturaleza la que crea esta magia con una gran conexión en la vida de las madres, y así pueden ser capaces de amar de modo incondicional para que la humanidad siga existiendo.

Fuente: Etapa infantil

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