Cuando tus hijos te pidan atención, no es para molestarte, es que lo necesitan

Todas las personas sin importar su edad, necesitamos atención. Y cuando alguien pone toda su atención en ti se siente realmente bien. En especial para tu bebé o niño pequeño, porque para los niños, es todavía más importante  llamar la atención de los adultos.

 

  Los niños necesitan de esa atención para poder crecer, lograr una perspectiva positiva de su identidad y desarrollar autoestima además de prosperar. 



 De hecho, existen numerosas investigaciones que demuestran que la atención de sus padres mantiene una conexión directa en los niños con la liberación de hormonas de crecimiento.

  Desde luego, lo lógico es que desees prestar atención a tu hijo. Sin embargo, muchas veces parece que necesitan de mucha atención y tiempo del que puedes darles. 


 Pero la realidad es que no es necesario que estés allí cada minuto de todos los días. Sin embargo, debes saber cuándo, qué tipo y cuánta atención darles y cuál funciona mejor.

La atención fundamental


  Si por ejemplo tu bebé o hijo pequeño llora, ya sea porque tiene hambre, está incómodo o incluso enfermo, es primordial que el padre o madre responda de inmediato a sus necesidades físicas. 


  Tu respuesta también será una forma de demostrarles tu amor, y además les enseña que ellos también tienen un peso en el mundo. Que perciban esto también es una manera de atender sus  muchas necesidades emocionales.

Siempre debes prestar atención a las necesidades emocionales del niño:


- Cuando le sonríes
- Al abrazar, besar o acurrucarte junto a ellos 
- Háblale con voz suave y relajada, aun si todavía no hablan   
- Cantales y léeles    
- Toma su mano, eso les hará sentirse seguros en el mundo 
- Estar allí plenamente 
- Desde luego, no puedes estar todo el tiempo, pero cuando estés ¡haz que cuente!

Calidad del tiempo es más importante que la cantidad del tiempo  


   Numerosos expertos confirman que con 15 minutos de total atención, los niños ya se sienten satisfechos e independientes durante al menos la siguiente media hora más o menos. 

  Así es que puedes estar atento a tu hijo por un rato y después atender un correo de trabajo o quehacer hogareño.

Cómo puedes hacer que el tiempo valga


  Antes que nada, deja a un lado tu teléfono. Además, debes evitar palabras de juicio vagas, aun si parecen positivas, como “buen trabajo” o "qué interesante". En vez de eso, siempre responde de modo específico y directo, como: "hiciste un dibujo con los colores correctos en las figuras".  

 Intenta estar a la altura de los ojos de tu hijo pequeño, para poder mirarlo directamente a los ojos.
Presta atención a las señales de tu hijo. Puedes emplear la llamada “Enseñanza incidental”. 


  Quizás hayan visitado la playa y estés cansada de responder el millón de preguntas que te hace tu hijo sobre el mar. 


  Entonces podrías preguntarle a tu vez qué tan profundo cree que sea. Y aunque difícilmente lo sepa, esto hará que use su imaginación y quizás de una pausa a sus rondas de preguntas. ¡Incluso puede que su respuesta te sorprenda!

Tu atención debe estar para lo malo y también lo bueno


  Si solo prestas atención a tu hijo cuando tiene un mal comportamiento, lo que él entenderá es que para llamar la atención de mamá o papá, lo que tiene que hacer es justamente comportarse mal.  ¿Qué puedes hacer en lugar de eso?


En vez de prestarle atención a tu hijo por sus malas conductas, has esto:  

- Enfatiza lo Positivo. 

 Si tu hijo no comparte los juguetes con otro niño, pero luego sí lo hace, hazle notar que le estás prestando atención: “Siempre es más divertido jugar entre dos, me gusta que sepas compartir tus cosas".  


- Ayúdalo a nombrar lo que siente: "Pareces molesto de que el gato no quiera jugar contigo”.

 Esto hace que descubra qué está sintiendo y por qué, y ayudará a que poco a poco aprenda a manejar lo que siente. Si los malos comportamientos persisten, quizás haya otro tipo de problemas y deberás prestar atención a lo que pueda haber detrás. 



  Siempre debes ser paciente y recordar que lo que tu hijo intenta es satisfacer sus necesidades de la mejor y con frecuencia, la única forma que conoce, de llamar tu atención y sentir que es tenido en cuenta.

Fuente: La vida lúcida

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