Hermanas: Entre ellas no importa la distancia, las une el corazón

  La conexión entre hermanas trasciende las barreras temporales y geográficas. A pesar de la distancia, el tiempo y las experiencias vividas, el lazo entre ellas se mantiene fuerte.

 

 



Compartiendo gestos familiares y risas únicas, las hermanas comparten una complicidad innegable, intuyendo lo no dicho y nutriéndose de ese vínculo invisible arraigado en sus corazones.

La relación fraternal, según estudios de la Universidad de Illinois, es un sistema de apoyo excepcional a lo largo del ciclo vital. Aunque la infancia pueda estar marcada por peleas y rivalidades, la madurez transforma este lazo en un pilar sólido y una alianza maravillosa.

El cariño entre hermanas no caduca, trasciende distancias y se preocupa por el bienestar mutuo. Invitamos a profundizar en esta conexión única que perdura a lo largo de los años.

Las hermanas, entre el amor y la rivalidad

Ello quiere decir que, evidentemente, no todas las hermanas disfrutan de ese vínculo positivo y enriquecedor. Ahora bien, en ocasiones, superar muchas de esas situaciones problemáticas supone iniciar también un adecuado proceso de sanación personal.

Existe un libro muy interesante que ahonda precisamente en este tema. Es Brothers and Sisters Discovering the Psychology of Companionship (Hermanos y hermanas, e l descubrimiento de la Psicología de la compañía), de la psicóloga Lara Newton.

En él nos habla sobre esta perspectiva diferencial donde en ocasiones, la relación entre hermanas oscila a instantes entre la rivalidad y el cariño más intenso.

Qué puede determinar la complejidad de sus relaciones

El contexto familiar y educativo en que crecemos puede afectar a la propia relación entre las hermanas (estereotipos de género, preferencia de un hijo por encima de otro…)

En los primeros años, el orden de nacimiento también suscita alguna que otra diferencia entre ellas.

 Pueden aparecer celos, pero a su vez, también puede surgir un instinto protector de la hermana mayor sobre la más pequeña.


Crecer con hermanas supone, a su vez, pasar por diversos ciclos donde van madurando como mujeres, aprendiendo unas de otras.
De este modo, aparece poco a poco una vinculación basada en la complicidad, en la sanación y en ese apoyo indiscutible que se ofrecen entre sí y que suele perdurar en el tiempo.

La complejidad de estas relaciones puede ser determinada por varios factores:

  1. 1. Contexto familiar y educativo: Estereotipos de género y preferencias parentales pueden influir en la relación entre hermanas.


  2. 2. Orden de nacimiento: Los primeros años pueden estar marcados por celos y, a su vez, por un instinto protector de la hermana mayor.


  3. 3. Crecimiento compartido: A medida que crecen, las hermanas atraviesan diferentes ciclos de madurez, aprendiendo y apoyándose mutuamente. Esta evolución lleva a una conexión basada en la complicidad y el respaldo, perdurando en el tiempo.

La dinámica es única en estas relaciones, donde la rivalidad y el amor coexisten, y cómo el crecimiento compartido puede conducir a una conexión duradera y enriquecedora entre hermanas.


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