Si los padres no respetan a los maestros, sus hijos tampoco lo harán

Los niños aprenden todo lo fundamental en su primera escuela: su hogar, tanto los valores como respetar a los demás, y en especial a los maestros, se lo deben enseñar sus padres en casa.   



   Es por esa razón que no será sorpresa que si un padre le falta el respeto a un maestro, luego el niño se comporte mal en la clase y no respete a sus profesores.   


 Desde siempre y hasta no hace mucho tiempo, a los maestros se los trataba con respeto, existía una barrera emocional en los niños que hacía que se dirigieran a ellos  con un lenguaje que reflejaba esa cortesía y admiración por aquel que te enseñaba a ser mejor persona.

  Los niños trataban a sus maestros de "usted" y hasta se ponían de pie al llegar su maestra, pero poco a poco ese respeto a la autoridad se fue perdiendo, y con él la vocación y el amor a aprender para la superación personal.

 Hace algunos años, países como España decidieron implementar el uso de tarimas para elevar al profesor e infundir más respeto al tener una visión completa de la clase. 


  Y así tampoco tener que mandar a callar a los estudiantes tantas veces todos los días. Sin embargo, esto no les dio más autoridad a los maestros y las cosas siguieron igual o peor.

 

  Incluso se incluyó materias como “Educación para la ciudadanía” pero tampoco así consiguieron los resultados que estaban esperando, y el trato entre docentes y estudiantes no mejoró.


   Y es que en realidad lo que se necesita recuperar son los valores básicos, y esto no se logrará por más medidas que se tomen en las escuelas, porque el problema no está allí.   

 Los maestros de ningún modo pueden permitir las faltas de respeto, y por más empatía o comprensión que quieran demostrar, también existen roles que no se deben olvidar entre ellos y los niños, y estos se deben cumplir y hay límites que jamás se deben traspasar.   


 Si no comprendemos y aceptamos esto, o si volvemos a los extremos de otras épocas donde los maestros no eran en absoluto accesibles, no había flexibilidad ni segundas oportunidades ni tolerancia hacia los niños, será muy difícil la convivencia o el progreso de la sociedad.    

Autoridad no es sinónimo de autoritarismo

   Para respetar no se debe ser "amigos" de los niños. Esto puede parecer buena idea en un primer momento, pero tarde o temprano siempre acaba en un trato irrespetuoso cuando los roles no son parejos ni deben serlo, y no beneficia ni al docente ni al niño.   

 

  Gradualmente y casi sin que lo notemos, la sociedad se ha vuelto demasiado permisiva con actitudes que no deberían aceptarse. Cuando un estudiante insulta al maestro no pasa nada, no hay consecuencias, incluso el estudiante puede llegar a agredirlo y hoy en día no pasa nada. 

  Sin embargo, si el maestro hace cualquier cosa, aun si en muchos casos es por el bien del niño, como interceder en una pelea, entonces las consecuencias pueden llegar a ser tan graves como la prisión. 

 

Una sociedad demasiado permisiva

 Demasiada sobreprotección al alumno lo está perjudicando muy gravemente, y en muchos casos deriva en acoso al profesorado.


  En otros países la situación es mucho peor, como en Argentina, donde si un estudiante está agrediendo o incluso haciendo algo ilícito dentro de la escuela, el maestro no puede interceder, a riesgo de ser sancionado por ello. 

 Y esto es más grave aún cuando los padres se ponen del lado de sus hijos, aun si están equivocados o son los plenos responsables de la situación.

  Esta sociedad tan permisiva tolera la agresión muchas veces física y un continuo desprecio hacia los docentes que dedican su vida a mejorar las oportunidades de futuro de los niños.    


  Si los hijos no respetan a sus padres en el hogar, lo cierto es que tampoco respetarán a nadie fuera de la casa. Así, si en el hogar no se respeta el rol del maestro, se desprecia su trabajo, o se hace comentarios ofensivos sobre ellos, los hijos aprenden eso y lo pondrán en práctica en el aula. 

   La responsabilidad es de una sociedad que lo permite todo y de los padres que permiten que se les falte el respeto y que se desprecie la figura del maestro, cuando si existe alguien que dedica su vida y vocación a mejorar el futuro de los niños, esos son los maestros, y a nadie se les debería más respeto, si es que en verdad respetamos y valoramos a nuestros niños. 


Así que muchas veces para solucionar los problemas de los niños en las clases, se debe prestar atención a qué ocurre en los hogares.

Fuente: Etapa infantil

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