La grandeza de las personas está en los pequeños detalles

La grandeza de una persona está en pequeños detalles que, en principio, pueden no parecer importantes. Los pequeños detalles moldean a las personas en acero inolvidable, las hacen únicas y excepcionales.


  Los pequeños detalles cotidianos son los que construyen grandes universos emocionales.

  Para conocer la grandeza de una persona no basta con prestar atención a su aspecto. En ocasiones, tampoco sus palabras nos revelan qué hay detrás de sus discursos o de sus actitudes.

  La verdadera esencia se halla en esas cosas imperceptibles que se van construyendo día a día. Seguramente tú seas también un gran observador de este tipo de cualidades.

El gran don de la sensibilidad


 Haciendo gala de su gran sensibilidad, estas personas no solo sienten y piensan por ellos, sino por su entorno. Tienen una gran capacidad para empatizar, captar, proteger y lidiar con las emociones ajenas. Esto es lo que las hace grandes y bellas.

  No es que se caractericen por una alegría infinita y contagiosa, sino que su forma de ser les permite observar cómo funciona el mundo y comprenderlo un poco mejor. 

 Por eso, siempre tienen un momento para escuchar, para entender y para esperar. Algo que al común de los mortales no se nos da demasiado bien.

  Nos empeñamos en acelerar y acelerar para llegar antes de tiempo. Pero, ¿de qué nos sirve tener unos minutos más si llegamos tan cansados a nuestro destino y nos olvidamos de que lo pequeño nos hace grandes?


Los pequeños detalles que nos hacen grandes


  Todos somos únicos, sin embargo, ser grandes a la vez no es tan habitual. Son los pequeños detalles los que hacen grandes momentos, grandes rasgos y grandes personas.

 Se nos olvida fácilmente, pero es sencillo lograr que alguien se sienta especial. Os ofrecemos algunas ideas…

  Dar siempre los buenos días, las buenas tardes o las buenas noches. Es decir, dos palabras tan sencillas llevan consigo un gran respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Que alguien te desee lo mejor en el día es una gran privilegio.

  No mostrar una felicidad hipócrita. Es decir, no estar alegres y felices porque siempre hay que estarlo, sino que hay que aceptar las emociones y los sentimientos que reinen en cada momento.

  No respetar solamente las emociones propias, sino también las ajenas.Esto es muy importante. Pensad en cuántas veces alguien ha querido levantaros el ánimo de manera desacertada o cuántas veces os han dado una mala noticia sin preparaos para lo que venía y sin medir las consecuencias.

  Nuestras emociones no son cuestión de todo o nada, hay que tratarlas con cuidado y acompañarlas adecuadamente con el ritmo de su melodía.


Los grandes actos y los pequeños detalles


  Hay quien piensa que el amor se demuestra en los grandes actos, al más puro estilo del «todo o nada». Ahora bien, las relaciones más satisfactorias y felices son aquellas donde, día a día, se renueva el vínculo.

  La grandeza de las personas no se mide por el dinero, por sus estudios o por su belleza. La grandeza de una persona se mide por la lealtad de su corazón y la humildad de su alma. 


Y, a pesar de que la vida pueda separarte de estas personas, te convertiste en alguien mejor desde que las conociste y eso es para siempre.


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