8 señales de que estás siendo un mal padre con tus hijos y debes evitar

Si somos sinceros, la crianza perfecta no existe, y todos tarde o temprano cometemos errores, es lógico e inevitable, todos son un mal padre o madre alguna vez en nuestras vidas. Pero existen alertas que nos advierten situaciones que debemos evitar para criar bien a nuestros hijos.




 Un claro ejemplo es cuando pasamos demasiado tiempo enganchados a nuestros teléfonos o computadoras en vez de prestar más atención a nuestros hijos.



   Es natural que ocurra a veces, pero no por eso debemos permitir que se haga una costumbre, y no porque sean errores comunes y de todos, dejan de ser errores. ¿Por qué cometerlos si podemos evitarlos? 

 

  La educación de los hijos es algo que se aprende mientras se practica, y a pesar de todo esfuerzo, siempre habrá equivocaciones porque se trata de uno de los trabajos más difíciles del mundo.


  Criar a un niño de manera sana e inculcarle los valores, la moral y la disciplina adecuada requiere una dedicación constante, más sabiendo que todos los niños son diferentes y también los padres.  

Muchas veces escuchamos algunas personas mayores decir que la generación actual de padres no sabe cómo criar a un niño, y estas son sus razones para decirlo:

No ponen reglas, toda es diversión


  Si como padre eres demasiado despreocupado y dejas que tus hijos decidan todo por su cuenta, acabarán acostándose y levantándose a cualquier hora, decidiendo cuándo quieren o no ir a la escuela o ayudar en el hogar y haciendo todo a su voluntad. 


 Esto suele ocurrir cuando los padres están tan ocupados con sus trabajos que deben dejar a sus hijos por su cuenta y todo termina siendo un caos sin disciplina.   

 Si es así cómo funciona tu hogar, es también lo que harán cuando visiten a sus tíos o abuelos, y no sabrán comportarse allí a donde vayan. 


  Una buena disciplina es la única forma de lograr que tus hijos diferencien lo correcto y lo incorrecto. Y los padres tienen que enseñar a sus hijos a comportarse, estableciendo reglas firmes y las consecuencias  claras de romperlas. 

 

Levantar la mano


   Si gritas o peor aun, si agredes físicamente a tus hijos, pronto te temerán, no te querrán y hasta te detestarán. Estarás poniendo una gran distancia con tus hijos. 


  Esa forma de disciplinar genera peores consecuencias de lo que quiere solucionar,  los niños que padecen castigos desarrollan problemas psicológicos al crecer y suelen repetir estas mismas conductas agresivas. 


   No hay ningún estudio en todo el mundo que avale que la agresión a los niños genere algo positivo, antes bien todo lo contrario.          


  Se debe disciplinar a los niños con sensibilidad, hablarle y razonar con ellos siempre tiene mucho mejores y más positivos resultados. 


No dedicar tiempo


  ¿Pasas todo el tiempo frente a tu teléfono o computadora cuando tu hijo pide que juegues con él? ¿Siempre priorizas una llamada de trabajo  antes de saber cómo fue el día de tu hijo?  ¡No lo hagas!


  Tus hijos no sólo necesitan comida o cosas materiales de tu parte, también necesitan que los escuches, compartir sus días y experiencias y  escuchar tus palabras de apoyo. 

  La buena comunicación es la única forma de fortalecer una relación y ningún regalo por caro que sea compensa su ausencia.     

 

  ¿Quieres ser el padre con el que tus hijos esperan pasar el tiempo y abrazarlo o un simple cajero automático? Si lo les das tu atención, tus hijos pueden incluso a tener malos comportamientos para conseguir, si no tu amor, al menos tu atención.  

Sobreprotección


  Proteger a tu hijo es algo natural, pero también tiene que tener sus límites. Siempre puedes velar por sus necesidades y por brindarles cariño, pero eso nunca debe impedirles desarrollar sus capacidades.


 Sobreprotegerlos  demasiado hará que se sientan arrogantes y que pueden hacer lo que quieran, sin importar las consecuencias . Permite que cometan sus propias equivocaciones, y que, si no son graves las consecuencias, puedan aprender de ellas. 

No corregir su comportamiento inapropiado


  Los niños aprenden más de tu ejemplo que de tus palabras, y cada cosa que hagas quedará en su memoria, sea buena o mala. El modo en que hables, la manera en que tratas a tu esposa, a los mayores y a las demás personas, en casa o fuera, serán el modo de tratar a los demás que ellos aprenderán-


 Si sueles aprovecharte de los demás, maltratarlos o despreciarlos, esa será la conducta que tus hijos tomarán como la correcta, y pronto te estarán tratando de ese modo a ti y a todos los demás.  Siempre debes ser su mejor modelo a seguir.     

Ser parciales


  Para los niños es muy fácil darse cuenta de que han favorecido a otros antes que a él.  Si castigas o reprendes más a un hermano que a otro, se sentirá resentido y que se comete una injusticia contra él. Perderá toda la confianza en ti y en tu sentido de justicia.


 Por otra parte, comparar  a tu hijo con otros, también le generará un sentimiento negativo, se sentirá menos que los demás y le resultará muy difícil enfrentar los desafíos de la vida cuando crezca.      

Menospreciarlos


  Decirles a los niños todo el tiempo que son perezosos o que no son listos y para peor, hacerlo delante de otras personas, es algo que perjudica su autoestima y los hace inseguros de sí mismos y sus capacidades. 


 El mismo resultado tendrás si críticas sus esfuerzos o los menosprecias en comparación con los logros de los demás niños, si lo haces lo más probable es que tu hijo desarrolle sentimientos de celos y de resentimiento.



 

Cumplir todos sus deseos


  Todos los padres quieren lo mejor para su hijo, y algunos creen que eso es permitirles hacer prácticamente quiera y darles todo lo que el niño desea. 


  ¿Los consientes con cada golosina, vestido o juguete que quieren? ¡Un momento! Comprarles todo lo que piden es una grave señal de una mala crianza de los hijos. 

 Si lo hacen, ellos no entenderán el valor del dinero y cuánto esfuerzo y tiempo lleva conseguirlo. Te demandarán todo el tiempo sin límites y se resentirán si alguna vez no puedes consentirlos. 


  Y al crecer terminarán en serios problemas financieros y no podrán enfrentar sus responsabilidades. A veces, esta necesidad de dinero fácil puede llevarlos a delitos o pedir prestado y no devolver el dinero, mentir o ser groseros y desagradecidos.     

Interferencia constante


  ¿Sales a defenderlo ante el menor problema? ¿Te conviertes en la sombra de tu hijo día y noche? Si solucionas cada problema en que se mete tu hijo solo estarás impidiendo su desarrollo social. 


  Mientras crecen se harán cada vez más dependientes de ti y no tendrán capacidades para adaptarse al mundo competitivo. Debes dejar que ellos manejen las cosas por su cuenta, confía en sus capacidades para hacerlo.

Falta de confianza


 Siempre habrá otros que se quejen de tus hijos, con o sin razón, pero si en cada ocasión escuchas más a los demás  que a tu propio hijo, le estarás dando la señal de que no confías en él ni su palabra, se sentirá un mentiroso no importa lo que diga.


  Si no escuchas sus explicaciones se sentirá inseguro y puede que tenga actitudes de rebelde. Pronto te esconderá cosas y más tarde dejará de darte explicaciones que de todos modos nunca crees.     

  A fin de cuentas es tarea de los padres encontrar el equilibro entre todos estos ejemplos y educar a sus hijos para que sean ciudadanos responsables y buenos. 


 Es más, muchas de las consecuencias de una mala crianza, generan un impacto que será irreversible de por vida en los niños. Presta atención a las señales anteriores y evita todas las que perjudiquen su crianza.


 Confía en tus hijos pero sé justo cuando se equivocan, pasa tiempo de calidad con ellos, intercambia sus experiencias y cultiva siempre tu amor en ellos. ¡Y empieza hoy! Ellos crecen más rápido de lo que crees.  

Fuente: Vida Lúcida

El Club de los Libros Perdidos. Con la tecnología de Blogger.