¿Te acuestas con tu hijo hasta que se queda dormido?

 Muchos padres suelen escuchar comentarios que critican la práctica de acostarse con sus hijos hasta que se duerman, tachándolo de malcrianza.



Estos juicios pueden sembrar dudas sobre la habilidad de crianza y generar cuestionamientos sobre si se está haciendo lo correcto.

Sin embargo, si esta acción surge de un genuino deseo y amor, la respuesta es clara: lo estás haciendo bien. Al ofrecer protección y cariño al estar presente cuando tu hijo lo necesita para conciliar el sueño, estás respondiendo a sus necesidades emocionales de manera positiva.

Es importante recordar que cada padre y madre conoce mejor a sus hijos, siendo capaces de discernir sus necesidades específicas.

Lo que puede parecer un "castigo" o una práctica cuestionable en la actualidad puede convertirse en un momento preciado que se anhelará en el futuro. Las rutinas de dormir son sagradas en muchos hogares, marcando el inicio del descanso nocturno.

Si al finalizar estas rutinas decides quedarte en la cama de tu hijo para acompañarlo en el sueño, tómate tu tiempo y no te apresures. Este momento íntimo ofrece cercanía, confidencialidad y amor puro.

Se aconseja no tener prisa cuando llegue el momento de acostarse con tu hijo. Disfruta de estos momentos especiales, ya que cada día es único y las emociones varían. Las muestras de afecto, los besos y las caricias fortalecen el vínculo entre padre e hijo.

No importa si estos momentos son breves o prolongados; si tus hijos necesitan este tiempo contigo, ¿por qué negárselo? Es un acto de amor y seguridad, y constituye uno de los tesoros más valiosos de la vida.

Cuando tu hijo finalmente se duerma, podrás continuar con tus responsabilidades. Apaga la luz de la habitación o déjale una luz tenue. Cierra la puerta o mantenla entreabierta. Lo fundamental es reconocer que estás brindando el apoyo necesario.

Cada familia es única, y es crucial respetar las decisiones y prácticas de crianza de manera equitativa. Que nadie te haga sentir lo contrario, pues, al final del día, estás construyendo un vínculo fuerte y amoroso con tu hijo.

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