Amar sin apegos es amar de forma madura

Amar sin apego no es sinónimo de amar menos, sino de hacerlo de manera madura.  Amar de forma consciente es querer con el corazón y la mente abierta, es ofrecer madurez a la vez que enriquecimiento personal. Lamentablemente, son muchos los que a día de hoy solo saben ofrecer ese amor inconsciente que busca dominar, y poseer.



  Amar sin apego, sin desarrollar dependencia es querer… sin necesitar. Es darnos al otro en libertad y de forma consciente para compartir un mismo proyecto donde nadie pierde, donde no se boicotean identidades ni caben los narcisismos. 

 Vivir una relación de este tipo es posible siempre y cuando tengamos claros unos principios y unas fronteras, esas donde no vale cuánto nos amen, sino cómo nos quieran.
 Amar, sin desarrollar un apego dependiente, no es fácil. Si esto es así es porque la mayoría nos hemos acostumbrado a amar con condiciones. 

Nadie tiene la obligación de rescatarnos, de reconstruirnos o de hacer de nosotros aquello que siempre hemos soñado. La responsabilidad es exclusivamente nuestra.  


 Conseguir un amor basado en los apegos es necesitar del otro del mismo modo que el niño necesita de sus progenitores: para sentirse validado, nutrido, para hallar su lugar en el mundo. 

  Es un querer despersonalizado e inmaduro donde solo hay necesidades, miedos y dependencias…

  Este tipo de apego corrompe y oxida, nos vuelve eternos cautivos de aquello que creemos que nos falta. Empezamos a necesitar cosas y personas no por una necesidad auténtica o primaria sino por impulso social y emocional, por una ciego mecanismo que nos aboca al sufrimiento y al miedo a la carencia.

  ¿Vale la pena una existencia así? Desde luego que no. Darnos cuenta de ello nos permitirá no solo crear relaciones afectivas más saludables, sino llevar una vida más feliz y satisfactoria.


1. Evita ser un «adicto afectivo»


  La base del apego en una relación de pareja se erige sobre una serie de procesos psicológicos y afectivos muy concretos, a la vez que complejos.

  Hay personas que, por encima de cualquier cosa, necesitan ser amadas. Es tal la necesidad que llegan a confundir control con cariño, o celos con pasión.

  Algo que debemos tener muy claro es que quien ama de verdad invierte tiempo, dedicación y esfuerzos en dar felicidad.
  Los adictos afectivos experimentan el amor del mismo modo que un adicto necesita su «droga». No les  importan los efectos secundarios, no les importa el dolor o esa lenta autodestrucción personal.

  No debemos llegar nunca a estos extremos. Entiende que cualquier tipo de dependencia, ya sea hacia algo o alguien, nos despersonaliza, dejamos de ser nosotros mismos para convertirnos en una marioneta.


2.  Los apegos tóxicos empiezan en el momento en que necesitamos al otro para ser nosotros mismos. 


  Es muy habitual escuchar aquello de “sin ti no soy nada”, “si no te tengo a mi lado la vida no tiene sentido”. Todas estas expresiones y emociones pueden llegar a ser muy destructivas.

  Desarrollamos una ansiedad muy elevada, desarrollamos el miedo a ser abandonados o engañados, y desarrollamos además, cierto “sometimiento” sobre la otra persona, la cual, se va a sentir casi asfixiada por nuestra necesidad vital por poseerlo, por “necesitarlo ciegamente.

3. El amor no se obliga. 


  Nadie tiene la responsabilidad de amarte, no puedes ir por la vida obligando a las personas a quererte y mucho menos a demostrarte el amor como tú quieres, no necesitas proyectar tus necesidades en el otro. 

 Todos somos diferentes y cada uno interpreta el cariño de diversas formas. Algo tan puro y natural como el amor no debería forzarse jamás.


4. Conviértete primero en la persona que quieres encontrar


  Cuando una persona construye una relación basada en el apego, es común que su esquema mental se rija por la idea de «no soy capaz de hacerme cargo de mí mismo: sin él o ella no soy nadie».

  Llegar a estos extremos personales supone, sin duda, una despersonalización de nosotros mismos y una bajada de autoestima importante. 
 Es, por lo tanto, importante evitar este tipo de adicciones afectivas e iniciar un camino paralelo al de nuestra pareja, pero a la vez acompañados.

 En lugar de encontrar a la pareja ideal, preocupémonos primero por querernos a nosotros mismos y tener la personalidad que deseamos tener para no ser marionetas ni moldes de la otra persona.


 Conviértete en una persona sin vacíos, fuerte emocionalmente y llena de felicidad, alegría y pensamientos positivos.

  Si alguna vez te has preguntado si el amor que vives con tu pareja te impide crecer como persona y está afectando tu realización, si la atención que le brindas es desproporcionada con la atención que recibes o si estás empezando a sentirte tan perturbada con tu relación que estás dejando de lado tu autoestima y tu amor propio e incluso negociar tu bienestar y dignidad como personas, tal vez es el momento de retirarte de ese lugar. 

 Nunca olvides que, si alguien te quiere en su vida, te hará espacio en ella, no deberías estar luchando por un lugar.


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