Te quiero




  Te quiero sin quererlo
pues evitarlo no he podido,
cuando torciendo mis pasos su camino
mis ojos se vuelven a ti en quererlo,
prisioneros siempre en tormentas de suspiros.

   Y aunque sin querer mi quererte,
como el fuego repele el eclipse,
ya vencido ante tu corazón me rindo y arrodillo,
pues que acaso no siempre reine lo más fuerte
sobre aquello que no quiere rendirse.
  
    Mientras  a mí no me miras,
y en ello yo no quiero mirarte,
haces el rubor de mi obstinado pulso se adelante,
y delirante de ti mi rebelde pupila,
sólo a ti más quiera mirarte.

    Hay tantas estrellas en el cielo,
como pétalos en el sol de las margaritas,
que pálidas de mi llana tristeza se hacen pliego
en el campo enterrado entre sus millaradas brisas,
y si tiene por ellas mano de buen arriero el viento,
entonces me dejaré perder en la dicha,
que como él, también así, mi beso como él arriero,
como él que reúne sus cargas entre vuelos,
también así ligará a mí mi sonrisas
con tal que resista las eras del veneno,
marcando mis labios a tu cuerpo entero.

   Y yo intento otro tanto como tú que me dueles
cuando huyendo de mí escapas,
mas también las aguas que ya no duermen,
de la tierra rápidas extrañan sus entrañas,
y tornan como ansia de mil altas vertientes,
al extraño rito, que en amor nos amarra.

- Jacques Pierre

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