La maestra pidió una tarea de Arte “con lo que tengan en casa" y un alumno conmovió a todos con su trabajo

En plena pandemia mundial por el coronavirus COVID-19, en varios países se mantiene el confinamiento y las clases presenciales suspendidas, sin embargo, se realizan clases online.


  Esto viven los alumnos de la Escuela General Espejo de Mendoza, Argentina, para poder avanzar con las materias y no perder el año escolar.
 

  La consigna de la maestra de artes plásticas fue amplia: “Hacer una obra con lo que tengas en tu casa”. La recibieron los 35 alumnos de sexto año de la Escuela General Espejo, en la localidad de Luján de Cuyo, en Mendoza.

  En el asentamiento precario de Agrelo, las tareas en plena cuarentena llegan por mensajes de whatsapp ya que no hay conexión a internet para poder seguir la educación a través del aula virtual. 


 “Los primeros días la comunicación con los padres se complicó porque no todos cuentan con datos en sus teléfonos, así que hubo que tener paciencia y ponerse creativos”, detalló a Infobae, Claudia Arabena, la maestra de artes plásticas encargada de dirigir las clases.

  Luciano no tiene conexión a Internet ni recursos para poder cursar de manera virtual mientras dure la cuarentena.

“Hay que hacer una obra de arte”, se dijo. Pero en su humilde hogar no hay cartulina de colores ni marcadores, goma para pegar ni revistas para recortar, acuarelas o brillantina. 


 Con la ayuda de su hermano menor de tan solo cuatro años salió al patio de su casa. ¿Qué materiales podía usar para hacer la tarea? Frente a sus ojos había arena, barro, ladrillos, algunas ramitas sueltas. 

  ¡Eso iba a usar! Con toda su imaginación puso manos a la obra y dio vida a un enorme dinosaurio. Usó tierra, mezclada con agua para delimitar el cuerpo del animal, unos palitos en reemplazo de las garras y los dientes, el color estuvo presente de la mano del polvo de ladrillo que sirvió para las espinas del lomo.

  Y así fue como Luciano, un niño de 11 años, la sorprendió con su obra de arte, donde plasmó su creatividad e ingenio.



  En su humilde hogar no hay ni cartulina, ni plumones, menos revistas, temperas u otros accesorios para crear, sin embargo, no fue un impedimento para hacer su tarea.


  El toque final, la firma. Con los palitos restantes escribió su sobrenombre en mayúscula.

  Su padres tomaron una foto y se la enviaron a la maestra. “Envío cada quince días las tareas, y luego hago una devolución de cada trabajo. Cuando vi la imagen quedé impactada, es una obra que representa muy bien el arte efímero. Lo compartí con mis colegas, y la sensación fue la misma".


  Debido al contexto de crisis sanitaria, Luciano se mudó junto a sus dos hermanos y papás a la casa de su abuela materna.

  "Me da una satisfacción enorme saber que lo hizo aún lejos de su casa. Quiero rescatar el trabajo de los chicos que, a pesar del entorno, tienen ganas de seguir adelante. Eso valoriza mucho más su obra”, dijo conmovida.

  Arabena resaltó el compromiso de la familia en un contexto de pandemia, sin recursos digitales, para que sus hijos sigan estudiando.


  "En la zona tenemos una villa muy grande y ha sido difícil para ellos. Las mamás le ponen mucha garra: acompañan, cargan crédito en los teléfonos para enviar las tareas. Ver los resultados me pone muy contenta”, explicó .

  Los alumnos reciben actividades para entretenerlos, estimularlos y reforzar su deber con la formación.

La Escuela General Espejo de Agrelo tiene más de 100 años, y mantiene un fuerte vínculo con la comunidad de bajos recursos. “Hay más de 500 alumnos. Ya no damos abasto, pero seguimos luchando para poder educar”, reconoce la docente. 

Fuente: Infobae / Mitre / 24 HS
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