Poner límites a un niño de 2 años, formará adultos responsables

 Los dos años... ¡los terribles dos años! Todos hemos pasado por eso, aunque no nos acordemos. Es esa edad en la que el bebé deja de ser bebé, pero no quiere ni sabe hacerlo. 


  Es un hecho que los niños pequeños son verdaderos exploradores. En cuanto comienzan a desplazarse de manera autónoma, quieren tocarlo todo, verlo todo y mover todos los objetos de la casa.

  El problema es que como padres, queremos conservar nuestros objetos intactos o hacer entender a nuestros niños que determinadas situaciones son peligrosas pero ellos, pero puede que se obstinen de manera sistemática a no reaccionar a nuestras explicaciones.

  Muy a menudo, por más que les digamos a nuestros niños que tal o cual objeto no debe tocarse o que algo no debe hacerse, debido a su curiosidad acrecentada por la prohibición, insiste en querer hacerlo.

  Pero esa curiosidad no debe imponerse a la responsabilidad, que es una moral que debe ser inculcada en todos. La responsabilidad debe inculcarse desde la niñez a los niños para que cuando crezcan no se conviertan en cobardes y huyan de los problemas que enfrentan.


El límite también es amor.


  Creer que decirle “no” a un niño lo pondrá triste, es una idea errada. Al contrario, cuando no ponemos límites es cuando sentirá que no es querido porque lo relacionará con la falta de atención. Para desarrollarse, necesita reglas y normas que deben respetarse. 

   Al dar demasiada libertad para elegir, sumergimos a nuestros niños en una situación de inseguridad. 

 Un ejemplo, preguntar a un niño menor de tres años que quiere comer, puede ser un gran error porque transmitimos la idea de que nosotros no sabemos algo tan importante y en ellos se convierte en una idea aterradora de que no podremos protegerlos.


¿Por qué poner límites?


Veamos porqué los límites son tan necesarios para el desarrollo de los niños.

1. Favorece la autonomía 


  Buscando límites externos, los niños dan prueba de su voluntad de aprender a controlarse y de incorporar límites para sí mismos. 

 De esta manera, es que solicita la intervención del adulto para que establezca estos límites que irá incorporando poco a poco. Al establecer reglas para un niño, los adultos favorecemos su autonomía. 

 El niño repetirá el comportamiento hasta que haya comprendido cuáles son los límites. Esto lleva tiempo, paciencia por parte de los padres y repetición reiterada de las explicaciones.


2. Marca las tareas que aún no puede hacer


  A la vez que le dejas hacer tareas que para él supongan un logro, explícale cuáles no puede hacer todavía: planchar, ir a comprar solo... Así tendrá claro que hay cosas que puede hacer y otras no. Sin embargo, puedes añadir que muy pronto lo podrá hacer. 


3. Nunca le grites o te enfrentes a él ante una rabieta 


  Lo mejor cuando el niño está en pleno sofoco por un capricho, es es esperar y hablar con él cuando se calme. Es inútil intentar frenar un tornado con una linda palabra o con un grito.

  Ofrécele cuando se calme tu cariño y comprensión pero no accedas a sus peticiones. Entenderá que en la vida no se puede conseguir todo por un ataque de rabia.

4. Usa normas claras y directas, sin rodeos. 


 Frente a los padres que prefieren 'invitar' a los niños a hacer las cosas... a los dos años, las normas deben ser claras y firmes: 'recoge tu cuarto'; 'Es la hora del baño'.

  Y no: '¿qué tal si recoges el cuarto?; ¿Te gustaría bañarte ahora?... ¡No! Usa los imperativos, pero de forma cariñosa, sin gritos ni tono amenazante, pero sí firme. Eso sí, puedes ir anticipando lo que va a tener que hacer, para que el cambio no le pille de improviso. Por ejemplo: 'te queda un ratito de juego y en seguida recoges'.


5. Establece puntos de referencia


 Siempre diles a tus niños lo que pueden y lo que no deben hacer, esto ayudará a que forjen su personalidad y que entiendan qué es lo correcto y los parámetros que deben tener en cuenta en un futuro.

6. Esto los hará más tolerantes a la frustración y resilentes ante el fracaso


  Si decimos que sí a todo el niño creerá que es un dios y que nadie lo puede parar, todos deberán cumplir sus deseos cuando él quiera y esto es terrible para sus futuras relaciones. 

 Y cuando algo malo le ocurra, y tarde o temprano sin duda así será, no sabrá cómo reaccionar ni enfrentarlo de la manera adecuada

7. Tener los límites en claro le enseñan a vivir en sociedad


 Ya sabes que tendrá que incorporarse a la sociedad tiene y para ello debe hacerlo de la manera correcta, comportándose bien, y entendiendo los límites sin duda lo hará. El niño será más sociable y podrá convivir con otros de una manera sana.



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