Sabías que nuestro cerebro necesita al menos 8 abrazos por día

 Los abrazos son una forma íntima y poderosa de expresar emociones. Transmiten alegría o dolor, ofrecen apoyo incondicional y comprenden el estado mental de alguien sin necesidad de palabras. Además de conectar emocionalmente con otros, los abrazos tienen un impacto positivo en el equilibrio emocional y la salud cerebral.


Cuando alguien nos abraza, el contacto físico activa los receptores de presión en nuestra piel, conocidos como corpúsculos de Pacini.

Estos receptores envían señales al nervio vago, que regula funciones corporales como la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Esto reduce el estrés y la tensión.

Los abrazos también estimulan la producción de dopamina, el neurotransmisor del placer, y oxitocina, la "hormona del amor", que promueve la conexión emocional y la confianza en los demás.

Un estudio mostró que recibir un abrazo redujo significativamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en comparación con aquellos que no recibieron abrazos. Los efectos beneficiosos de los abrazos son inmediatos y pueden aliviar el estrés de manera efectiva.



Los abrazos contribuyen a nuestro bienestar emocional y mental.

Un estudio realizado en el University College de Londres reveló que los abrazos y las caricias amorosas impactan positivamente la percepción del cuerpo en adultos.

Este tipo de contacto físico proporciona sensaciones táctiles placenteras que generan señales propioceptivas, ayudándonos a tener una mayor conciencia corporal y a sentirnos amados y valiosos.

La falta de abrazos y caricias puede ser un factor desencadenante de trastornos de la imagen corporal, como la anorexia y la bulimia.

Según la terapeuta familiar Virginia Satir, necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho para mantenernos y doce para crecer.

Investigadores de UCLA escanearon los cerebros de participantes expuestos a descargas eléctricas, mientras sus parejas los acompañaban y, en algunos casos, se tomaban de la mano. Se descubrió que el contacto físico ayudaba a mitigar el estrés y el miedo, activando áreas del cerebro que regulan estas emociones.

Estos estudios demuestran que los abrazos tienen un impacto poderoso en nuestro bienestar emocional, permitiéndonos relajarnos, lidiar con el estrés y sentirnos cómodos. Aunque no lleguemos a ocho abrazos, es importante asegurarnos una dosis diaria de este afectuoso gesto.


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