Un niño no necesita sufrir con castigos para poder mejorar

    Aunque muchos padres creen que para que los niños aprendan y enderecen su mal comportamiento hace falta que se sientan mal y que sufran un castigo, la verdad es que la empatía y el cariño siempre son las mejores opciones para educarlos.


 

 

  Los padres que castigan a sus hijos para que pasen un mal momento tienen la esperanza de que de este modo corregirán su comportamiento y este será mejor en el futuro. 


  Sin embargo, esto es algo que dista mucho de ser verdad. Puesto que una vez que pasa el mal trago del castigo, los niños solo aprenderán a tener resentimiento y rencor por la persona que le ha hecho sufrir, si no pueden entender por sí mismos que sus acciones estuvieron mal.

  Así que si eres madre o padre, puede que aun recuerdes los castigos durante tu propia infancia como algo que fuera normal. 


  El castigo se ha usado durante mucho tiempo como un recurso más en la educación que los padres dan a sus hijos, incluso mucho padres creen que se trata de una herramienta muy eficaz y que nunca pasará de moda.

Castigar a los hijos

  Ese castigo impuesto a los hijos solo significa que se les hace sufrir por no haberse comportado según lo esperado por sus padres o el adulto responsable de los pequeños. 


  El propósito de los padres es que el niño recuerde ese mal momento del castigo (quizás gritos, ser encerrado en su habitación, o quitarle privilegios) de modo que corrija sus acciones y no vuelva realizarlas.

  

  Lo que ocurre verdaderamente si un padre castiga a sus hijos es que solo demuestra su frustración con su crianza. 


  Lo único que hace es dejar en evidencia su incapacidad de tratarlos sin agresiones físicas o psicológicas. Puesto que los castigos no funcionan y lo hacen aun menos cuando se imparten durante arranques de irritación o enojo.    

 Sin embargo son muchos los padres que piensan que el castigo es necesario para que sus hijos “no se salgan con la suya”. La verdad es que ceder en ciertas ocasiones no debilitará tu autoridad, ¡al contrario! Si logras fortalecer el vinculo de un modo correcto, tu autoridad aumentará porque lo hará con respeto y no con temor.


  Es posible que el castigo funcione en lo inmediato, sin embargo, en el largo plazo, a lo único que llevará es a padecer momentos muy desagradables dentro de la familia y su vínculo con los hijos. Así que en vez de imponer castigos deberías considerar las consecuencias que esto tendrá no solo a corto, sino también en el largo plazo.

Alternativas al castigo


  Lo que realmente importa es comprender que a los hijos hay que ponerles límites y reglas para que se desarrollen de un modo saludable y entendiendo lo que se espera de ellos y sus conductas.  Lo que no significa que tengas que castigarlos ni nada que se le parezca. 


  Lo mejor que puedes hacer es mostrarle a tus hijos las consecuencias de sus actos. Para ello debes establecer los límites y las normas y con base en ellas pactar consecuencias en caso de romper estas reglas. 


  Entonces los niños sabrán qué se espera de ellos y también cuáles serán las consecuencias de romper esas normas, así que sentirán que ellos tienen el control de esta situación.


  Y como sienten que poseen el control de todo lo que ocurre, se sentirán motivados para cumplir las reglas, ya que al fin y al cabo, son ellos quienes deciden si cumplirlas o no. Y a la vez están aceptando las consecuencias porque se pactaron antes.  

 También las reuniones familiares pueden funcionar y ser una buena idea además de tener en cuenta las consecuencias. Las reuniones familiares también se pueden pactar tanto como las reglas, los límites y las consecuencias. De este modo los hijos se sienten más involucrados en todo el proceso.

Entiende a tus hijos


  También es importante que como padres y teniendo todo esto en cuenta,  que siempre estén dispuestos a esforzarse por entender a sus hijos. Comprender sus conductas sin juzgarlo como persona sino sus acciones, debes dejarle en claro que sus actos pueden estar mal, pero no él.  


 Debes entender el por qué tus hijos te contestan, tienen rabietas o también por qué se pelean con sus hermanos. Ellos buscan ser mejores, pero necesitan tu guía para lograrlo.

  Aunque no hay ningún manual qué seguir en la crianza de los hijos, del que puedas aprender todo lo que necesitas para enseñarle una disciplina positiva, solo puedes seguir tu instinto guiado por el amor a tus hijos y verás todo mucho más claro. 

  Si reflexionas y eliges un modo respetuoso de educar a tus hijos y prepararles para el mundo que tendrán que enfrentar cuando sean personas adultas. 


  Así que cuando tus hijos tengan conductas incorrectas, es tu responsabilidad mostrarles cuál es la manera correcta de comportarse. Pero siempre recuerda: tus hijos no necesitan sufrir para poder aprenderlo.

Fuente: Etapa infantil

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