3 métodos para combatir la soledad no deseada

Sentirse solos es difícil de sobrellevar ya que las personas somos por naturaleza seres sociales. 


  La soledad, como tal, no es buena ni mala. Depende de cómo cada uno la viva y la acepte. Y es que todos estamos y deseamos a veces estar solos. Lo necesitamos y nos viene bien. 

 Sin embargo, hay veces que esa soledad supone tristeza y/o a abandono. Estar solos durante mucho tiempo pude suponer graves trastornos, pues somos ante todo seres sociales.

¿Qué es la soledad no deseada?


 La soledad no deseada es la sensación que experimenta parte de la población en la que se tiene la percepción de no tener apoyos o alguien con quien contar.

  Esto no implica que quienes la experimentan tengan que estar obligatoriamente aislados físicamente, si no que a pesar de estar en contacto con otras personas, no se sienten arropados por estos, lo cual genera un malestar clínicamente significativo y un deterioro de la calidad de vida.

  Una persona puede decidir aislarse voluntariamente del resto de la sociedad, pero a diferencia de la soledad no deseada, en estos casos se busca activamente este aislamiento, y no genera malestar.


Dos tipos de soledad


  Básicamente, podríamos indicar, sin estar muy alejados de la realidad; que para el ser humano existen dos tipos de soledad:

- Soledad del tipo afectivo.
- Soledad del tipo social.
  La primera de estas definiciones se concreta cuando sufrimos alguna pérdida importante, que haya sido motivo de nuestros más profundos afectos. Un ejemplo clásico es la pérdida de un ser querido, una separación sentimental o la partida de los hijos por que se han ido del hogar.

  La segunda definición se manifiesta producto de la execración de algún grupo social, la pérdida de un empleo o el alejamiento de amistades o personas de nuestro entorno.



Cómo combatir la soledad no deseada


  Para ello, seguidamente evaluaremos tres metodologías que nos llevarán a entender  y además a entrever una solución al problemas de la soledad no deseada; que podremos implementar para evitar que esta situación llegue a afectarnos:

1. Integrarnos a las relaciones de vecindad


  Las comunidades vecinales las integran personas que están relacionadas con algún tipo de interés en común. Para ser parte de estas, por lo general es suficiente con tener el lugar de residencia inserto en una de ellas.

  Los intereses comunes de estas comunidades van desde el simple hecho de ser vecinos, entendiendo que a todos les afecta por igual lo que suceda en su zona residencial, los hijos asisten a la misma escuela, son miembros de la misma iglesia, etc.

  Vemos entonces que los vecinos se convierten en una auténtica familia, en donde todos velan por la seguridad y el bienestar de los demás, se intercambian invitaciones para eventos sociales y siempre van en busca de la menor oportunidad para compartir.


2. Motivar el intercambio generacional


  Mantenerse al tanto de las nuevas tecnologías cierra las brechas generacionales, además de incidir positivamente en el aumento de las posibilidades de la inserción a la actividad laboral de las personas mayores.

  Son diversos los estudios que demuestran que la Internet se ha convertido en una herramienta muy importante, para facilitar que se mantengan unidos los lazos entre generaciones.
  Su capacidad comunicacional permite el contacto casi directo entre las familias separadas por las distancias, por lo que resulta determinante aprender el manejo de estos instrumentos para mantener el contacto familiar.

  Esto favorece, en gran medida, a evadir a la soledad.

  Además, está el hecho de que se puede a través de ella concertar acercamientos y  encuentros diversificados; de personas que compartan aficiones en común o, por qué no, concertar encuentros amorosos.


3. Buscar a toda costa la integración social


  Cuando se está a la búsqueda de las maneras más efectivas de combatir la soledad, es posible que ya se esté comenzando a experimentar algunos de los síntomas depresivos; producto de la situación de aislamiento.

 Bajo esa condición emocional, se aprecia un descenso significativo de los niveles de energía por lo que se reciente hondamente la capacidad para generar iniciativas. Esta es la razón por la cual se hace cuesta arriba involucrarse en tareas dinámicas y estimulantes.
  Por esto es que, aunque no resulte especialmente atractiva la idea, si queremos salir del círculo vicioso que nos plantea la soledad no deseada, es necesario que apelemos a la fuerza de la voluntad y asistir a diferentes eventos de carácter social.

 Pero no basta con simplemente asistir. Al encontrarnos en el sitio, se debe adoptar una actitud proactiva. Esa es la mejor manera de darnos nosotros mismos una oportunidad de integración y compañía.


Estrategias para combatir la soledad


  1. Diagnóstico. 


  Conocer qué tipo de soledad estamos atravesando es vital para comprender hacia donde dirigir nuestros pasos. 

 Debes precisar si te sientes solo porque no tienes un grupo de amigos con el cual compartir tus ideas o si lo que echas en falta es un amigo íntimo o una relación amorosa.

2. Eliminar la timidez y abrirse al mundo.


  Muchas personas se encuentran solas porque son tímidas. Simplemente no se acercan a las personas y por ende, no tienen posibilidades de conocer a nadie profundamente. 

 Probablemente te asombrarías si supieses cuantas personas agradecerían una buena conversación que les alegrase el día.


3. Salir del papel de víctimas. 


 Quienes experimentan la soledad a menudo buscan una serie de explicaciones para su estado que no son sino racionalizaciones. 

 El hecho de que siempre nos hemos relacionado de una forma no significa que es la única manera posible de hacerlo ni que lo continuaremos haciendo en un futuro. La posibilidad de cambiar siempre está a la vuelta de la esquina siempre que exista una motivación y se ponga empeño.

  Finalmente, sin importar cuál es el tipo de soledad por la cual se esté atravesando; debemos enfrentarla como una fase transitoria de nuestra vida que puede ser útil para redescubrirnos, reflexionar y cambiar.


Sentirse bien en soledad


  La soledad no siempre es un estado dañino, existen personas que la buscan como una valiosa consejera para tomar sus decisiones más importantes. En este caso se trata de la soledad deseada por lo que este estado no se relaciona con la tristeza sino que es una elección personal.

  Normalmente elegir la soledad durante algunos periodos de tiempo es positivo ya que nos brinda tiempo para alejarnos de los estereotipos y creencias que nos rodean y que en muchas ocasiones llegan a determinar nuestra vida sin apenas percatarnos de ello. Los periodos de soledad nos sirven para dar un paso atrás, mirar nuestra vida en restrospectiva y planear el futuro.

Estar solos, sin darles explicaciones a nadie, simplemente disfrutando de aquellas cosas que más nos apetecen lejos de las obligaciones cotidianas puede ser altamente terapéutico y es un ejercicio al que deberíamos someternos más a menudo, sobre todo si llevamos profesiones altamente estresantes.


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