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5 costumbres que hacen a tu casa un “hogar tóxico”
Un hogar sano genera bienestar. allí siempre queremos regresar porque nos espera la protección y apoyo de nuestros seres queridos.
Sin embargo, cuando el equilibrio de casa se rompe, se conviernte en un
lugar tóxico. El malestar que genera estar allí nos vulnera y enferma. A
nivel psicológico y físico, nos debilita y hace que solo pensemos en
escapar de allí.
Lugares mentalmente tóxicos
Este concepto pertenece a Kalle Lasn. Ya desde hace 30 años, hubo una
ola de preocupación ecológica que planteaba que un medioambiente tóxico
podía enfermarnos.
Los psicólogos tomaron la idea para hablar de espacios y estilos de
vida que nos generan malestar emocional o incluso estrés y depresión.
Relaciones emocionales problemáticas, un consumismo exagerado y el
desorden son algunos de los causantes. También la falta de asertividad
en las relaciones, lleva a un entorno donde se reproducen relaciones
tóxicas.
Vivir bajo un mismo techo, por buenas que sean las relaciones, no
implica que haya problemas en ocasiones. Aún así, es el cómo se
solucionan estos lo que marca la calidad del hogar. Y debemos evitar que
nuestro hogar sea un entorno psicológicamente tóxico.
LAS ACTITUDES Y HÁBITOS QUE HAY QUE DESTERRAR DEL HOGAR
1. Los gritos
Primero se grita en situaciones excepcionales, pero pronto se grita por
todo. Y la costumbre surge sin siquiera notarlo. Una vez se grita porque
no te entienden. Al otro porque piensas que no te escucharon. Y luego
gritas siempre para tener la razón cueste lo que cueste.
Y ya hemos caído en una costumbre tóxica. Algo cotidiano que implica
cierto grado de violencia. Es buscar imponerse a los demás mediante la
agresión. Y esto afecta a los niños más que a nadie.
La Universidad de Harvard realizó estudios que descubrieron que los
gritos alteran la estructura cerebral de los niños. En casos graves
generan problemas de personalidad y desequilibros, puesto que afectan
las conexiones neuronales.
¿Se puede solucionar? Sí, siempre y cuando se ponga una regla
inquebrantable en el hogar: No gritar. Todos en la casa deben saber que
no por gritar tendrán razón. Y no por gritar van a imponer su criterio.
Es primordial evitar los gritos. Son evidencia de que no podemos
solucionar nuestros problemas con asertividad y de manera empática.
2. La hostilidad
Es una sensación horrible llegar a casa
y sentir un tremendo peso que se posa sobre tus hombros. Si sientes
eso, es posible que ese hogar sea un entorno hostil.
En
algunos hogares las personas simplemente no son felices. No se sonríen y
viven desanimadas. Y lo que es peor, son agresivas y viven enfrentadas
entre sí.
Allí se impone el más fuerte en una batalla
constante. En ese tipo de hogares nunca hay tranquilidad y es imposible
hallar descanso.
¿Cómo solucionarlo? Si en un hogar prima
la ley del más fuerte, en realidad a la larga no habrá ganadores. Si no
hay equilibrio en el hogar será imposible que nadie sea feliz allí.
Es
indispensable hacer foco en remediar estos conflictos. No buscar
culpables. De otra forma nunca podrá haber relaciones sanas bajo ese
techo.
3. El drama
Todos pasamos por situaciones dramáticas alguna vez. Pero estas son
circunstancias excepcionales, cuando un hogar es escenario de dramas
constantemente, pronto se convierte en un lugar depresivo y frustrante.
El dramatismo es por lo general promovido por aquellos que siempre ven
un problema para toda situación. Las personas que solo ven lo negativo y
que por eso viven quejándose por todo.
Tarde o temprano esas actitudes se contagian a los demás en el hogar.
El ambiente entonces se impregna de un pesimismo que es difícil de
remontar.
¿Cómo solucionarlo? Se deben tomar actitudes positivas. El optimismo
también es contagioso y puede contrarrestar el pesimismo de los demás.
También hay que mostrarle a esa persona que está dañanado a otros. No
culparla ni criticarla, pero sí marcando que su actitud negativa crea un
efecto noscivo a los demás.
4. El caos
En tu casa pasas buena parte de tu tiempo , y es natural que acabe
influyendo en tu estado de ánimo. Si ese lugar es caótico, reina el
desorden y la suciedad, estas mismas condiciones se reflejaran en tu
mente. En un lugar así no es agradable estar, y tu mente terminará por
sentir un estrés cada vez más agobiante.
Es imposible para nuestro cerebro poder procesar información en un
ambiente caótico, regido por el desorden. Esto hace que se sienta
sobrecargado y ansioso. El resultado es un estrés persistente que nos
paraliza.
Y este caos no se refiere a los espacios físicos. Si no existen reglas
de convivencia entre quienes integran un hogar. Sin estos acuerdos las
relaciones se resienten y afectan nuestro estado emocional.
¿Cómo solucionarlo? Resulta indispensable que haya orden en el
hogar. Esto traerá paz a nuestras mentes y ciertas reglas implícitas de
convivencia que hacen posible la armonía entre las personas.
5. La desvalorización
Si no te sientes valorado en tu hogar ¿entonces dónde? Respetar y
demostrar aprecio a todos los integrantes de un hogar es el único modo
de que desarrollen seguridad en sí mismos. Sin una buena autoestima
forjada en casa, los retos de la vida les serán sinsuperables.
Hay numerosas maneras de desvalorizar a los demás. No reconocer sus
méritos y esfuerzos es solo una de ellas. Desdeñar sus méritos daña la
percepción que quienes son despreciados tienen de sí mismos.
En muchas familias se acostumbra tener a una oveja negra. No importa
entonces cuánto se esfuerce esta persona, si se hizo una reputación
así, siempre habrá una excusa para despreciarla.
Desde luego, esto es nocivo no solo para quien es vapuleado sino a todos
en el hogar. Si no existe un respeto y justicia entre todos resulta
imposible que maduren como personas y tengan relaciones sanas con otros.
¿Cómo solucionarlo? Todas las personas somos únicas y esto es valioso en
sí mismo. No se debe pedir demasiado de alguien, sino apreciar sus
capacidades y aprender de sus diferencias.
Todos contamos con méritos y virtudes propias. Y debemos ayudar a desarrollar estas cualidades, no asfixiarlas.
Si algunas de estas situaciones se agravan o se prolongan en el tiempo afectando a toda la familia. Entonces quizá sea tiempo de buscar ayuda de un especialista.
Fuente: Rincón de la psicología