"Las tres rejas de Sócrates", un sabio consejo para emplear todos los días

  Cuentan que un joven discípulo de Sócrates llegó un día a la casa del filósofo y le dijo...


- Escucha, maestro. Un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia…

- ¡Espera! –interrumpió Sócrates- ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

- ¿Las tres rejas?

- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?

- No. Lo oí comentar a unos vecinos.

- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme ¿es bueno para alguien?

- No, en realidad, no. Al contrario…

- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

- A decir verdad, no.

- Entonces –dijo el sabio Sócrates sonriendo- si no es verdadero, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.


  Desde esta historia me surge la pregunta acerca de todas las veces que caemos en la trampa de ser transmisores de rumores acerca de personas de nuestro entorno, de nuestro ámbito laboral, social, etc. y terminamos haciendo daño a nuestras relaciones y a nosotros mismos cargándonos de emociones negativas haciéndonos eco de rumores que en la mayoría de los casos no nos constan.

  Muchas veces, la costumbre de escuchar y transmitir rumores se convierte en un vicio y a partir de ese momento también nos convertimos en generadores de rumores, ya pensamos en concordancia con ellos.

Por eso te propongo atender especialmente a lo que decía Mahatma Gandhi:

  Ten cuidado con lo que piensas, porque de ahí vienen tus palabras.

  Ten cuidado con lo que dices, porque de ahí vienen tus acciones.

  Ten cuidado con lo que haces, porque de ahí vienen tus hábitos.

  Ten cuidado con tus hábitos porque de ahí viene tu carácter.

  Ten cuidado con tu carácter, porque de ahí depende tu destino.



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